Mi amor es lento

Mi amor es lento.

No es algo que pueda mostrarte en poco tiempo, aunque tampoco necesito mucho para enseñarte de qué soy capaz.

Soy un libro abierto.

Mi caricia sencilla no discrimina verano ni invierno, temor ni calma.

Un beso no empieza en los labios, hay todo un baile detrás; esperando que se dé el primer paso, luego ya los demás vienen sin pensarlo. 

“Dime que ves” — Le pide mientras toma su rostro sujetando su barbilla, contra un espejo. “Te veo a ti, y luego a mí”. 
“Tienes tus prioridades claras, ah” — Continua, sin antes besarle la mejilla. “¿Puedes sentir mi corazón?”
“Puedo sentir más que eso” — Baja la mano a su cadera para empujarla, volteándole para tenerle de frente. Sujetando el cuerpo del otro, siguen hablando. 

“Tengo tanto que perder en este momento. Y mis acciones parecen no tener consecuencias, ah. Tampoco parece que me quede más por ganar, estoy en una posición extraña: lo tengo todo, aquí contigo”. 


“¿No te duele? tener todo ese amor dentro de ti” — Le responde, ahora tocando su pecho con los dedos, lentamente, mientras le arregla los botones de la camisa. “Y solo tenerme a mí”. 


“Podría escucharte hablar por siempre. De hecho, voy a escucharte a hablar por siempre. No creas que exista algo que te separe de mí, ¡jamás! Tienes un sonido que no puedo describir, que no soy capaz de explicar a los demás, y me encanta, porque solo es para mí.
Eres solo para mí”.