Mátame las ideas,
entiérrame el sentir.
Adórnalo con flores,
y montañas de marfil.
Enciende mi rabia,
prende mi agonía.
Hazlo como solo tú sabes,
vida mía.
Que no aguanto más esta pena.
Que no soporto la soledad.
Si es que te vas,
al menos vuelve y hazme daño,
hazme lo que quieras.
Que siento tanto contigo,
que el placer se confunde
entre la sangre y los gemidos.
Grande es la vergüenza
que siento por dentro:
de enfrentar el mundo de nuevo,
con este rostro maltrecho,
esta mirada caída,
estas manos temblorosas,
y esta voz quebradiza.
Enfrenta el temor,
me digo.
Me miento con que soy fuerte
y que puedo.
De frente al miedo
me digo de nuevo:
un paso a la vez,
sin caer en el silencio.
Que todos saben
que en ese momento,
en que me quede quieto,
no podré
resistir
tus recuerdos.